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Cata de vinos en Mallorca - la ruta perfecta

Mallorca es la única isla de las Islas Baleares en la que la viticultura goza de una larga tradición y sigue desempeñando un papel importante.

La viticultura en Mallorca se inició ya en el siglo II a.C. El clima mediterráneo suave y el suelo arcilloso seco son ideales para la viticultura. Las sierras de Mallorca protegen las viñas del interior de los vientos fríos del norte y en el este una brisa marina las enfría.

El vino mallorquín experimentó un renacimiento ya en el siglo XIX, cuando las zonas vinícolas del continente europeo fueron destruidas por una plaga de filoxera. En 1891 la plaga llegó finalmente a Mallorca y destruyó la mayoría de las viñas. Muchas de las áreas destruidas fueron reemplazadas por almendros y olivos. Este acontecimiento ha tenido un gran impacto en el paisaje actual.

 

Es a partir de los años 90 que se retomó el cultivo de la variedad de uva en Mallorca. Hoy en día, los vinos mallorquines son conocidos más allá de las fronteras de las Islas Baleares. En la actualidad, el vino se cultiva en una superficie total de 2.300 hectáreas.

Las 70 bodegas de Mallorca crean vinos de excelente calidad a nivel internacional. En Mallorca hay unas 40 cepas típicas de la isla, a partir de las cuales se producen 45.000 hectolitros de vino al año. La mayoría de las bodegas están situadas en el norte, este y centro de la isla. Mallorca cuenta ya con tres referentes de calidad: Denominación de Origen (D.O. desde 1991), Pla i Llevant y Serra de Tramuntana (desde 1999). Desde 2003, la mayoría de los vinos de las Islas Baleares llevan la etiqueta de calidad "Vi de la Terra Illes Balears".

La ruta del vino más conocida se extiende por la zona de la D.O. Binissalem con 14 bodegas desde Santa Maria del Cami pasando por Consell hasta Binissalem. Una de las bodegas más antiguas de Mallorca es la Bodega Ribas en Consell, con 308 años de historia. Otra casa tradicional es la Bodega Ferrer, que también ha marcado la historia de la producción de vino en Mallorca. Otras bodegas que vale la pena ver son: Jaume de Puntiró, Maciá Batle, Albaflor-Vins Nadal, Vinya Taujana o la Bodega Ramanyá.

Dependiendo de la bodega, la cata se realiza en los horarios oficiales de visita. Le recomendamos que haga una reserva con anticipación. Las visitas guiadas son realizadas por los viticultores o por los propios propietarios. Aprenderá el proceso de elaboración del vino, cómo degustarlo y cómo reconocer los aromas.

 La cata de vino no sólo le introducirá en las técnicas de elaboración, sino que también le enseñará a degustar el vino y a apreciar los matices de cada variedad.